domingo, 23 de agosto de 2020

Los viejos lago y los nuevos planetas

 Desperté con la mejilla golpeada en la tierra... era un desierto, un lago muerto de fondo resquebrajado... Las imágenes de lugares familiares que buscaba, no contrastaban con las pequeñas piedrecillas que lastimaban mi cara... 

El cielo ya no tenía nubes, ni había un horizonte claro... sólo la tierra y el arriba brillante que me recordaban la sequedad de mi voz... 

Fue hasta que escuché al pato surcando el cielo, que me dejó caer una orientación... Su parpeo fueron chistes hace algunos años y hoy me contaron hacia donde se camina... o más bien me lo recordó...

El mensaje era claro, ya no habían recuerdos filosos que se apostillaran en el alma, sino una congoja por recuperarme ahí donde me gustaba a mi mismo... El pasado como espejo es el hechizo que mejor nos contamos, la sustancia que vengo consumiendo, ya no puede quebrantar mis convicciones... 

Las palabras amigables de las que he ido acostumbrandome a subestimar, serán los tatuajes amistosos de la piedra lanzada a otro planeta, el cometa en el me he estado convirtiendo...

La estela no es eterna como el brillo que surca...