No soporté la felicidad que expelía de las paredes,
las chimeneas de la ciudad brillaban en un otoño frio, la acogida de un hogar...
y yo en un exilio lógico, había borrado mis huellas digitales...
Y quién más que un criminal borra sus huellas, cuando no soporta a los felices...
y que por infeliz que soy, que ladrón ya no fuera...
Qué difícil es querer el pasado y navegar al futuro...
como si las olas rompieran en carcajadas, en una promesa fantaseada...