martes, 18 de febrero de 2020

Me siento lejos

En el irrisorio acto de la metáfora, me encuentro sentado, pedaleando echando a andar el corazón...
parecido un poco a la terapia...
Las distancias no son metros, sino recuerdos... los semáforos historias, las casas ambiciones, los barrios identidades falsas, como si un linaje perdido me susurrara melancolía...
La rueda me prometió llegar al final, pero como buen final no acusó que reventaría...
parecido a uno, reventando... reventando contra las rocas a la orilla de la playa, playa que me hizo una herida que cortó el tiempo... que avispó a ella, a la negra, a la fría... Cuanto tiempo tomará el camino, cuan largo será el mar en esta tormenta...

Me dieron a probar de una comida perfectamente salada, comida plástica, comida chatarra/
la comí por años en la cárcel de la diversión, donde las luces brillaban en mis ojos, mientras un camarada pisaba el acelerador...

Quizá nunca más lluevan cerdos... uno de ellos ya se va quedando dormido...

Me siento lejos, la pequeña heredera al trono me inspira a combatir, ya que algún día iré a rendirle honores. Pero no mi libertad... libertad que tiene un precio oscuro, pegajoso, decadente y triunfal... Es el éxito del nofracaso...


Conocí la miel morena, como cayendo simple de una roca, como si siempre hubiera estado ahí/
y la unté en mi lengua a ella, como si fuera ella, la flaca, la menuda, la hermosa...

Me siento lejos
Mi tierra nunca me reconoció, mis antepasados no conocen mi nombre, la columna del palacio ha sido fracturada y cada invierno, cansada de la lluvia que la empuja, que la cansa, que la tira, anhela caer...

Mi tierra nunca me reconoció y me siento lejos, lejos para ver si realmente nunca estuve ahí, soñándome en otras partes... en otras ideas, en otras palabras... estando lejos...

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